Monografía: salir por Madrid, desde la Movida hasta nuestros días

La «Movida» madrileña, la era de las salas de conciertos

Madrid siempre ha tenido zonas de ocio, desde que la ciudad es ciudad. No obstante, fue a raíz del inicio de la «movida«, en 1980, cuando la capital Madrileña, a modo de réplica de otras ciudades europeas como Londres, se convirtió casi en un lugar de peregrinación para los amantes de la música, la diversión y la libertad.

Como consecuencia de la muerte en accidente de «Canito», batería del grupo Tos -más adelante Los Secretos- Enrique Urquijo promovió un homenaje a su compañero de banda en la Escuela de Caminos de la Universidad de Madrid el 9 de febrero de 1980. En este concierto participaron grupos como Alaska y los Pegamoides, Nacha Pop, Tos, los Bólidos, Mamá, Paraíso, Mermelada, Trastos y Mario Tenia y Los Solitarios.

Este concierto supuso, oficialmente, el inicio de la «Movida madrileña» la cual se amplió a nivel nacional. Además, el formato del concierto -en sala pequeña- se convirtió en una forma de ocio. Pronto, Madrid se llenó de pequeñas salas de conciertos: Vía Lactea, el Penta, El Sol, Rock-ola y otros locales ubicados en su mayoría en la zona centro.

Entrada Radiofutura Rockola
Una pequeña joya de la Movida

Durante 8 años más o menos, aquella fue la forma de salir por Madrid; ir de conciertos y participar de una de las épocas más ilusionantes de la historia de ciudad. Sin embargo, el mundo del ocio y la noche no es ajeno a los cambios y, mientras la «movida» iba perdiendo fuerza debido a la industrialización de la música, aquellas pequeñas salas también perdieron fuelle ante otro tipo de industrialización: el de los recintos de ocio nocturno.

Salir por Madrid en los 90: los teatros y las macrodiscotecas

Decíamos que la industrialización del ocio -conciertos y discos- acabó con la «movida» y la forma de divertirse que ésta había generado. Los promotores entendieron el mensaje: el entretenimiento era una actividad empresarial y había que optimizarla y dinamizarla, como estaba ocurriendo en el resto de Europa.

London Hippodrome

Entonces, a finales de los ochenta aparecieron las grandes discotecas, de nuevo, imitando a la noche londinense o neoyorkina. En Londres, la discoteca London Hippodrome (fundada en 1983) fue un ejemplo a seguir. Capaz de albergar alrededor de 2,000 personas multiplicaba enormemente los beneficios de los empresarios, además de contar con mucho más espacio para celebrar espectáculos mayores que en un pub o local más pequeño.

Si la «movida» londinense estilo «Intrepid Fox» tardó unos cinco años en llegar a España, el nuevo tipo de ocio basado en la macrodiscoteca hizo lo propio y no fue hasta la segunda mitad de los ochenta y principios de los 90 cuando en Madrid se comenzaron a convertir teatros y otros grandes edificios en inmensas discotecas, con Titanic (hoy Kapital) a la cabeza.

Además de la antigua Titanic, un grupo de empresarios crearon discotecas similares en distintas partes de Madrid y alrededores: Big Bang en Villaverde, inaugurada en 1990; Paladium en Coslada y otras más que hoy pertenecen al grupo Kapital. También, en la zona centro, la «marcha» se concentró en discotecas como Joy Eslava o Pacha, que ya llevaban unos años funcionando. Estas discotecas, hay que destacar, tenían en común que, en su mayoría, antes había sido Palacetes o teatros y su adaptación a discoteca era mucho más barata que construir un edificio nuevo. Como decimos, los promotores de ocio afinaron bien para sacar el máximo rendimiento productivo a sus proyectos.

Tampoco hay que olvidar que zonas como Huertas y Sol mantuvieron su actividad y su forma de ofrecer ocio: ir de un bar a otro, un pequeño concierto o un karaoke. Mientras que lo de ir a las grandes discotecas consistía más en entrar en el establecimiento y permanecer hasta su cierre, a las cinco o seis de la mañana.

Barrio de los Austrias
La zona de la Cava Baja, en el Barrio de los Austrias.
Una zona de mucho interés para degustar
unas buenas tapas y un buen vino.

También en los 90, diversas zonas de Madrid se convirtieron en áreas de entretenimiento nocturno. Barrios enteros se hicieron populares por sus zonas de ocio: Malasaña, Bilbao, Moncloa y los bajos de Aurrerá en Argüelles, Orense, Alonso Martínez, la Caba Baja en el Barrio de los Austrias o algo más al norte, la zona de Juan Bravo y sus discotecas.

A las afueras de Madrid, también se puso de moda la zona de Villalba con famosas terrazas como «Testa», incrustrada en el valle a la derecha de la Ctra. de la Coruña y frente a la población villalbina.

Los 90 fueron, definitivamente, los años de la masificación y de la música totalmente comercial como el Bakalao, el House o el Funk, estilos electrónicos ideales para grandes discotecas.

Salir por Madrid en el tercer milenio: Zonas VIP y todo en uno

Sala VIP Tartufo
Las Salas VIP son cada vez más comunes en las grandes discotecas de Madrid.
Un parte de las mismas es de acceso público,
mientras que la zona VIP se reserva para celebridades
y eventos de alto standing.

Las cosas, en general, tienden a renovarse. En cuestión de discotecas, las zonas VIPS han proliferado en clubs que antes no poseían este tipo de espacios. Además, la mejora de la tecnología en iluminación, sonido y vídeo ha supuesto todo un plus para muchas discotecas en Madrid como el Espacio Premiere, lugar al que además de ir a pasar un buen rato, se puede ir sólo para disfrutar del diseño de interiores, los juegos de iluminación o la calidad del sonido. Hoy en día, el diseño de los locales y discotecas ha pasado del diáfano con lo justo para entretener a los usuarios, a convertirse en todo un arte en sí mismo.

De todas formas, las zonas clásicas de ocio en Madrid han logrado sobrevivir a base de innovación e imaginación. Huertas y los Austrias, un poco desvalidas en los noventa, han resurgido de sus cenizas con una oferta de vinos y tapas, que les ha devuelto a la actualidad con el apoyo del turismo extranjero que busca el Madrid antiguo con sus estrechas calles y los toques culturales de la zona centro de Madrid.

Por otro lado, al día de hoy, el promotor de ocio está más en integrar todas la formas de divertirse, asumiendo que hay que gente para todo y antes de diferenciarse con un tipo de local, se busca universalizar el estilo y la oferta para captar al mayor número de clientes ya sean nostálgicos de los ochenta, amantes de las discotecas con espacio anchos o aficionados a las terrazas al aire libre. Así, no es de extrañar que existan hoteles y otros grandes espacios que ofrecen discoteca, pub y terraza, además de una zona de tapas. Todo en uno, para lograr que unos y otros permanezcan el mayor tiempo posible en el recinto.