Este fin de semana te has ido a París y… ¿Ya has visto la Torre Eiffel, has navegado por el Sena y visitado el Louvre? Pues te proponemos una atracción menos trillada. Una visita al Museo de la Falsificación.
El Museo, exhibe productos para todos los gustos. Desde perfumes, juguetes y productos de limpieza hasta memorias USB, piezas de automóvil, artículos deportivos o productos farmacéuticos, e incluso agua embotellada, salsa ketchup y gas líquido. Los productos falsificados más antiguos de la muestra datan del año 200 antes de Cristo y son tapones utilizados para sellar ánforas de vino que se transportaban de Italia a la Galia. Puede verse un tapón auténtico, con la marca del tratante de vinos, junto a otro falsificado, utilizado por un ventajista de la antigua Roma para aprovecharse del éxito comercial ajeno. ¿Curioso, no?