Pueblos del sur de Madrid con encanto

Ya os hemos recomendado algunos pueblos de la sierra madrileña y ahora vamos con otros pueblos del sur de la Comunidad de Madrid. Lugares donde disfrutar de buena gastronomía, actividades lúdicas o pasar todo el fin de semana. Para llegar a ellos, siempre podéis coger el coche, el transporte público o, si vais en grupo, reservar con esta empresa autobuses el transporte que más os convenga. Tendréis mucha más libertad que si dependéis de los horarios de otros transportes.

Solucionado el tema de la movilidad, vamos a hormiguear por el sur de Madrid para descubrir estas poblaciones. Os dejamos también enlaces para reservar hotel en cada pueblo.

Chinchón

Plaza de Chinchón

En la Comarca de las Vegas, junto a Aranjuez, es el pueblo más visitado de la zona sur de Madrid. Y gran responsabilidad de ello la tiene la magnífica Plaza Mayor de Chinchón, corazón del centro histórico del pueblo, con siglos de historia y llena de vida y restaurantes donde probar la gastronomía típica del mediodía madrileño. Destacar su balconada con 234 balcones. En muchos de ellos os podréis sentar a comer y disfrutar de las vistas.

Aunque parte de la plaza ya está asfaltada, todavía queda otra zona de tierra. Eso permite organizar todo tipo de eventos. Hasta corridas de toros. Esta plaza no le tiene nada que envidiar a ninguna otra de España.

Otras actividades que os recomendamos realizar en Chinchón son las siguientes:

  • Visitar el Castillo de los Condes de Chinchón. Es del siglo XV, posee foso y puente de entrada. Aunque sólo se conserva la planta primera, está en buen estado.
  • Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Levantada entre 1534 y 1626, domina el pueblo y se puede ver desde casi cualquier lugar. Está a tan sólo 40 metros de la plaza.
  • Torre del reloj. Al oeste de Nuestra Señora de la Asunción, junto a una iglesia, se construyó en el siglo XV. Todo el conjunto fue derribado durante la invasión de Napoleón y, posteriormente, se restauró sólo la torre y su campanario.
  • Museo Etnológico La Posada. Si quieres conocer la historia del pueblo, este es el mejor lugar para ello.
  • Bodega del Nero. Junto a otros pueblos del sureste de Madrid, Chinchón pertenece a la subzona vinícola de Arganda del Rey. En el caso de este pueblo, esta bodega es una de las más prestigiosas y donde podréis realizar catas y comprar vino hecho principalmente con uva tempranillo.
Castillo de los Condes Chinchón

Colmenar de Oreja

Plaza Mayor de Colmenar de Oreja

Ya sabéis que el sur de la Comunidad de Madrid tiene algunas notas manchegas, especialmente en sus plazas. Es el caso de la Plaza Mayor de Colmenar de Oreja, soportalada, con edificios bajos de no más de dos alturas y donde se desarrollan los eventos más importantes.

Con casi 8.000 habitantes, Colmenar se encuentra al sur de la comunidad, en la cuenca hidrográfica del Tajo y el Tajuña. Tiene un pasado carpetano, como gran parte el sur de la Comunidad de Madrid y norte de la provincia de Toledo. Por aquí pasaron primero Cartagineses, luego Romanos y visigodos y, finalmente, árabes. Precisamente, todos esos pueblos han dejado su rastro.

Además de la Plaza Mayor Colmenar de Oreja (del año 1676) también os puede agradar la visita al Teatro Municipal Diéguez, el Museo de Ulpiano Checa, en honor la pintor del siglo XIX que nació en Colmenar; la Iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XIII o la Ermita del Cristo.

Además, en Colmenar de Oreja podéis disfrutar de platos propios como las Pelotas de Fraile, Pisto vaquero, Carne al Desarreglo, Pestiños o rosquillas. También, Colmenar de Oreja, en la subzona de la DO de vinos de Arganda del Rey, es un lugar donde se cuenta con buen vino para regar la comida.

Navalcarnero

Plaza de Segovia Navalcarnero

Nos vamos al oeste, un poco más cerca de la ciudad de Madrid, para recomendaros visitar esta ya casi ciudad (30.000 habitantes) que también da nombre a otra subzona de vinos de Madrid.

Llegó a ser capital de un Sexmo (unidad administrativa de pueblos y comarcas de la Edad Media y Moderna) hasta que en 1480 pasó a formar parte de Segovia. En 1627, finalmente, se convirtió en villa independiente. De aquella época data el aspecto actual de la Plaza de Segovia, algo mayor que la de Colmenar de Oreja, pero de un estilo muy similar, con portales incluidos.

Además de los buenos vinos que se sirven en sus restaurantes, Navalcarnero también ofrece otros atractivos culturales como la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Bien de Interés Cultural junto con la Plaza de Segovia; el Jardín de Cristal, un moderno monumento realizado por Dennis Oppenheim; el Museo del Vino, donde conocer la histórica relación entre Navalcarnero y el sector vinícola, o el Centro de Interpretación de Navalcarnero, donde hacer un repaso a la historia de la población.

En cuanto a gastronomía, el casco antiguo cuenta con varios establecimientos, pero hay que destacar el Restaurante Cuevas del Príncipe, que posee una gran bodega del siglo XVIII.

San Martín de Valdeiglesias

Castillo de la Coracera

Solo hemos hablado de este pueblo de pasada, cuando os recomendamos El Bosque Encantado. Bien, pues aprovechamos este plan para deciros que San Martín tiene muchos más lugares de interés.

En primer lugar, junto con Pelayos de la Presa, tiene a pocos kilómetros el Embalse de San Juan, al que llaman «La Playa de Madrid» por contar con algunas zonas de playa y club náutico.

San Martín de Valdeiglesias también es el pueblo que da nombre a la tercera subzona de vinos de Madrid, y donde se cultiva una muy buena uva garnacha.

Y además de todo esto, como Navalcarnero y Colmenar de Oreja, tiene bastantes lugares de interés: la Plaza Real, típica del mediodía madrileño; el Castillo de la Coracera, del siglo XV y tan bien conservado como el de Manzanares; varias ermitas como la del Ecce Homo y del Rosario; la Iglesia de san Martín Obispo, del Renacimiento y, por supuesto, sus zonas de campo, ya en zona de sierra donde poder hacer todo tipo de rutas de senderismo.

Para finalizar y para vuestra comodidad, recordaros la opción del alquiler de autobuses en Madrid para poder hacer un viaje mucho más personalizado.

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